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La llegada de la primavera conlleva cambios en el entorno, lo que puede tener un impacto en el sistema inmunitario de algunas personas. Durante esta estación, los niveles de polen suelen aumentar, desencadenando reacciones alérgicas en aquellos propensos. El sistema inmunitario, al percibir el polen como una amenaza, libera histaminas que pueden causar síntomas como estornudos, picazón en los ojos y congestión nasal.

Además, la variabilidad climática primaveral, con días cálidos seguidos de lluvias, crea un ambiente propicio para el crecimiento de mohos y hongos, que también pueden desencadenar respuestas alérgicas.

Para fortalecer el sistema inmunitario en primavera, es esencial adoptar medidas preventivas. 

Una dieta equilibrada rica en vitaminas y antioxidantes ayuda a mantener las defensas del cuerpo. La hidratación adecuada también es crucial, ya que el agua favorece la eliminación de toxinas.

Practicar ejercicio al aire libre puede mejorar la circulación y fortalecer el sistema inmunitario, pero es importante tener en cuenta las condiciones ambientales para evitar la exposición excesiva al polen.

La gestión del estrés juega un papel clave, ya que el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunitario. La práctica de técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, puede ser beneficiosa.

Además, es recomendable consultar con un profesional de la salud para evaluar la idoneidad de complementos alimenticios que puedan respaldar el sistema inmunitario durante esta temporada desafiante.

En resumen, aunque la primavera trae consigo la renovación de la naturaleza, también puede suponer desafíos para el sistema inmunitario. Adoptar hábitos saludables y precauciones específicas puede ayudar a mantener un sistema inmunitario robusto y disfrutar de esta estación sin comprometer la salud.

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